Aquel verano

Vi temblar a un quijote que se creía gigante, gelatina negra y rígida… pero nunca transparente
Vi resquebrajarse una muñeca de porcelana que no tenía porcelana, desapareció, ensalzó el respeto
Vi un pinocho que no podía mentir aunque su conciencia le obligara, sus ojos, boca, corazón… no podían parar…
Vi ojos sensibles llenos de lágrimas secas que no podían salir
Vi almas atrapadas en el rumbo de la vida, sin cadenas
Vi un camino iluminado sólo de sombras donde cada cual escogía su visión aunque no se viera nada
Vi acariciar el cielo desde el infierno sólo a 5 segundos de un corazón muerto y vivo
Vi enmudecer la lira de un lápiz que sin tinta escribía cada 35 de agosto «enfermo»

 

Vi dolor gritando callado como aquella señal que avisa pero está en blanco…

 

Y vi esa línea, tan gorda como la moral del mundo, un mundo que explota cual fuego artificial que se hunde y se apaga… no suena.. «el silencio»
Lo vi todo y nada se compara al fuego eterno de tus ojos cerrados cual águila despedazando cada pedazo de alma erigida sobre algo que soy mañana y nunca he sido hoy. Tal vez esos humildes ojos miren, tal vez… quizá me hunda en su mirada… será burdo el resultado de un futuro sin pasado, que nada oculta a un presente desamparado… sin ti…

 

Laura Fernández

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑